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"Nos dijeron abortistas, nos dijeron mentirosos, nos dijeron izquierdistas, nos dijeron oportunistas, nos dijeron homosexuales, drogadictos, abyectos, populistas. Nos dijeron traidores.
Qué se podía esperar, si también nos dijeron que no teníamos oportunidades de ganar".Este 5 de julio estrenamos presidente municipal en Arandas. ¿Qué tiene de raro? Que es un candidato de Convergencia en un bastión panista del distrito más panista de uno de los estados más panistas de México. Que los Altos de Jalisco es una zona conservadora y mocha a más no poder. Y que ganó un partido considerado de izquierda liberal.
¿Y por qué me da tanto gusto?
Primero, porque los arandenses demostramos que es más valiosa una persona que la estructura anquilosada de un partido político. Se demostró que el 'voto duro' no supera el 15% de los votantes.
Segundo, porque el candidato ganador se animó a hacer algo a lo que pocos políticos se atreven: A dejar la política en un cajón, y a hacer un movimiento social. Lo dicho, la gente es más importante que los partidos. Se atrevió a hacer una estrategia, política pues, pero estrategia. Le apostó a invertir en ideas y en un trabajo profesional. Y lo que salió fue una campaña política que no parecía campaña política. Se olvidó de una cara sonriente y el logotipo del partido 'tapando' el 35% de la gráfica.
Tercero, porque ganó con casi un 40% de los votos.
Cuarto, porque la estrategia la hicimos en
Mothernista!SÍ CREO.Pepe Valle era precandidato del PRI a la presidencia municipal, pero después de un turbio proceso interno, quedó otro candidato. Pepe sabía que era su momento político y buscó alternativas. La encontró en Convergencia, que ofrece candidaturas ciudadanas como recurso para mantener el registro como partido. Se postuló y comenzó oficialmente el camino...
Íbamos tarde. Porque empezamos a chambear apenas 22 días antes del inicio de campaña. Para nosotros representaba un reto grandísimo. Además de la amistad que la familia ha mantenido con los Valle, sin duda Pepe era el mejor de los candidatos registrados. Era un reto por el partido, que en sentido estricto resultó ser un lastre para la imagen que creamos.
La gente comenzó a decir:
'¿Pepe por Convergencia? Hmm, sí es buen candidato, pero no creo que llegué, por el partido que trae...'
Lo primero que hicimos fue crear una frase para contrarrestar ese efecto. Y en lugar de poner el logotipo del partido donde nadie lo conocía, les dimos una excusa para acercarse. Una excusa para creer.
Sí creo en mí, sí creo en Arandas, sí creo en nosotros los ciudadanos. Sí creo que podemos lograr un cambio. Sí creo en Pepe Valle. Entonces, cambiemos. De gobierno, de actitud, de personas. Cambiemos como sociedad.
Esperábamos que nos atacaran las primeras semanas de la campaña. Así podríamos prever que la gente nos conociera porque los grandes nos estaban poniendo atención.
Pero no.
Nos ningunearon, nos subestimaron. Mejor, porque nos dejaron trabajar limpiamente y a conciencia en cada rincón del municipio.
Cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. El mensaje había permeado entre la gente y las preferencias nos mostraban como serios contendientes. No en el primer lugar, pero ahora la gente ya
creía.
Le dimos armas a la gente: No somos borregos. No somos borregos porque no votamos en bloque por los partidos, sino por las personas. No somos borregos porque el voto no se compra con lana, ni con despensas, mucho menos con amenazas. Creemos, cambiemos. El cambio va-llegando.
Esa fue la tónica de la elección: Esperanza contra amenaza, innovación contra tradición, ideas contra guerra sucia.
Los otros partidos comenzaron a llamar expresamente a no votar por Convergencia ni por Pepe Valle. Gracias, había gente que aún no nos conocía.
Dos encuestas confirmaron que al iniciar el último tercio de la campaña ya punteábamos en las preferencias. Y una señalaba que la diferencia era de 19 puntos porcentuales.
A los partidos de siempre les cayó como un balde de huachicol frío.
Vino una andanada feroz de guerra sucia (¿habrá algo que pueda considerarse guerra limpia?), diciendo que Convergencia apoyaba el aborto, la posesión de las drogas, el matrimonio homosexual, la eutanasia, la venida de nuestro señor López Obrador, la subida de los precios, la bajada de calzones, la eliminación de las hilachas y un montón de tonterías más, que por estrategia, por congruencia y por principios acordamos no contestar.
El último día para hacer campaña se recrudecieron los ataques. Y justo ese día preparamos una respuesta que ni siquiera hacía mención a las ofensivas. Presentamos el Plan Integral de Desarrollo Municipal. Ideas y propuestas frente a las descalificaciones.
El PRI, de donde había salido Pepe, creía que los votos que habíamos captado eran por derecho propios, y atacándolo regresarían automáticamente a las filas tricolores.
El PAN pensaba que con la división del PRI, los votos finales serían la mitad y ellos llegarían a la presidencia en caballo de hacienda. Relinche y relinche de gusto.
Craso error.
Con riesgo de que el PRI reventara la elección, que hubiese robo de urnas, carrusel, ratón loco, embarazo de urnas y toda la enciclopedia de triquiñuelas mapacheriles, llegó el 5 de julio.
Son las 24 horas más largas que he tenido, pero también unas de las más gratificantes.
Conforme fueron llegando los resultados preliminares, Arandas se fue pintando de naranja. Hacia las 7 de la tarde las estadísticas mostraban un punto de no retorno.
Sin embargo, la cautela reinaba en el búnker. No queríamos adelantarnos. No fue hasta las 8 que por fin le di un trago a un violáceo Poggio Salvi, y hasta las 9 encendí aliviado un Partagás.
¿Quién ganó en Arandas? No fue un partido.
40% de la votación total, casi 10% más que el PAN y casi el doble de votos que el PRI. En cuarto lugar el Verde, en quinto el voto nulo, en sexto el PRD.
En resumen, les demostramos a los partidos políticos que se puede hacer política limpia, honesta. Fresca, cercana, humana, social. Es decir, les demostramos a los partidos políticos que sí se puede hacer política.
Sin importar el partido.
Arandas, somos un pueblo increíble....