martes, julio 17, 2007

La mascada roja

A diferencia de muchos otros países, en México la pauta publicitaria en TV está dictada de acuerdo a los tiempos que las televisoras dicen.

Sin embargo, poco a poco algunas empresas se arriesgan y convencen a los ejecutivos de la TV de modificar esos tiempos. Y los resultandos redundan positivamente para ambos.

Hace ya un tiempo que salió esta maravilla de Johnnie Walker, llamada Android, en la que se gastaron 1 milloncito de dólares solamente en producción.

Y lo estuvieron transmitiendo durante un buen rato en TV abierta y horario AAA, en su versión completa de 1 minutote, y en el colmo del descaro, con subtítulos.

Así y con la recordación que obtuvo el spot y el awareness generado para la marca, de golpe y porrazo se echaron por tierra muchos mitos del comportamiento del consumidor mexicano.



Pero a lo que vinimos con este post. Recientemente me disponía a ver al Teacher en su noticiero (la cresta del rating en México), cuando apareció un anuncio, tan largo como 2 minutos, o sea, 10 spots comunes consecutivos.

Una historia sencilla, una producción impecable y que no necesita trasmitirse 20 o 30 veces diarias para que funcione. De lo bueno, poco.


La agencia (aplausos) es Terán/TBWA y el anunciante (muchos más aplausos por atreverse) es El Palacio de Hierro. El nombre de la joyita: La mascada roja.






¿Qué? ¿Que la historia les parece conocida? Sí, y allí radica parte del encanto, porque nos lleva durante todo el anuncio y no nos suelta, historia simple pero excelsamente bien contada.

O sea: "Propuesta, humo y desvelo." Marçal Moliné dixit.

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