miércoles, octubre 22, 2008

Síndrome Jesse James

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Me atacó por la espalda. Un golpe certero en la nuca, de esos que primero te aturden, luego te hacen preguntar qué demonios ha pasado, y al final hacen rabiar porque no has tenido la aportunidad de defenderte.

Premeditación. Es su modus operandi. Su modus vivendi, de hecho.

Alevosía. Sí, no es sólo objetivo, sino el medio.

Ventaja. Sin ello no tendrían chiste las revanchas.


Los golpes siguientes son automáticos. Ni siquiera me quejo, sólo espero a que se terminen, pero no acaban, no acaban. Ah, por fin... no. Esperen. Todavía no...


Quisiera decir: 'Ok, basta. Ya entendí. No lo vuelvo a hacer'. Pero la verdad es que probable y estadísticamente lo vuelva a hacer. Y aunque quisiera decirlo, no es muy cómodo hacerlo mientras tienes una suela en la garganta. No, no sobre la garganta. En la garganta.

Y acerca sus fauces a mi cara. No está enojado, está resignado. Y es que no lo hace con rencor, lo hace simplemente porque es lo sabe hacer.


-Hola, me dice incluso con ternura. -¿Te acuerdas de mí?

...Soy tu karma.




...

2 comentarios:

enrique dijo...

(O_o)

Anónimo dijo...

karma karma ok... pero la malacopes tambien influye demasiado... gracias al bendito alcohol ya te hizo sentir una suela en tu garganta o sobre tu garganta jaja
Angel.